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La verdadera inclusión nos beneficia a todxs.

  • Psic. Daniela Ocaranza
  • 1 jun 2019
  • 2 Min. de lectura

La verdadera inclusión nos beneficia a todxs.

En la práctica me he encontrado varías veces con escuelas que plantean su programa de inclusión como un “plus” hacia El Niño o La Niña que tiene alguna discapacidad como para su familia. De la misma forma, los niños y la niñas se comportan con una actitud paternalista y mostrando una clara lástima, que es evidentemente información de casa y contexto, pero la inclusión en una escuela no es una “ayuda” a la persona con discapacidad, es una situación enriquecedora para todos los miembros de esa comunidad. Cada vez que hablamos de inclusión debemos saber y apreciar que en contextos incluyentes todo mundo gana, es evidente que para la persona en un contexto que podría ser discapacitante, la disminución de esta característica o los ajustes curriculares es positivo pero lo que las personas a veces olvidan es que lo es también para las persona de un desarrollo regular. Para alumnos y familias de dicha escuela, entre más posibilidades de ver distintas características, personalidades diferentes, rango de capacidades y convivir con todas las personas, su pensamiento se volverá más flexible, sus propias capacidades y habilidades sociales crecerán y fortalecerán, sabrán cómo convivir en el “mundo real”, sabrán elegir amistades auténticas. Para los directivos, maestros, maestras y trabajadores de la escuela en general, es una oportunidad de gran crecimiento; pondrá en cuestionamiento lo que se hace de manera automática, se revisarán procedimientos a profundidad, se tendrá que buscar maneras creativas de enseñar, se analizará a profundidad los métodos de evaluación, hasta se tendrá que ver si el espacio es seguro para todos los miembros, se volverá un lugar más seguro, consciente y responsable. Así que es tiempo que comencemos a ver la inclusión como la manera en la que todos los contextos deberían funcionar y no como un favor.

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