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Mujeres vivas y en resistencia

  • Psic. Ana Ruiz
  • 4 mar 2019
  • 3 Min. de lectura

Para Isis, Andrea, Soledad y todas las mujeres que tenemos que resistir.

¡Vivas nos queremos!


Andrea es una mujer delgada, a veces sientes que es tan pequeña que podría llevársela el viento. Se casó a los 29 años (algo tarde para las mujeres de su pueblo), con una mujer (algo imposible para las mujeres de su pueblo). Es la menor de tres hermanas, después del ella sigue el único varón. Aunque llegaron a la ciudad siendo apenas unas niñas, se consideran así mismas, como una familia migrante. Su mamá, siempre fue madre soltera, quien siempre tuvo que trabajar para mantener a una familia de siete. Apenas tuvieron la edad legal para trabajar (aun siendo menores de edad) las hermanas de Andrea trabajaron para ayudar con los gastos familiares, Andrea por su parte hizo lo mismo. Desde entonces Andrea tomó todos y cada uno de los trabajos que le ofrecieron. A veces tres trabajos al mismo tiempo, a veces cuatro, a veces dos. Andrea ha pasado más de la mitad de su vida trabajando, desempeñándose lo mejor posible para que sus empleadores y compañeros olvidaran que es lesbiana.

Los últimos trabajos que ha tenido Andrea han sido en puestos de toma de decisiones, con poder.


Isis lleva desde los 16 años trabajando en una maquiladora, vive con su mamá. Tuvo que trabajar ahí porque, aunque intentó trabajar en otros lugares, pero al poco tiempo la despedían etiquetándola de “problemática”, ya fuera porque sus compañeros varones la invitaban a salir y ella los rechazaba, o bien, porque las compañeras sentían que Isis “era demasiado amable con ellas y siempre quería algo más”. A pesar de los años, la experiencia y contar con la preparatoria terminada, Isis solo ha podido ascender a “jefa de línea”.


Soledad es una mujer joven, ha pasado la mitad de su vida en el campo y la otra mitad en Estados Unidos. Es la segunda de cuatro hijas, todas casadas. Soledad, siempre se posiciona como feminista, migrante y poeta. Nunca se ha sentido discriminada por su sexualidad, pero sabe que, al no hablar abiertamente de ello, las personas de su alrededor la asumen heterosexual. Cada que la invitan a una convivencia de profesores, donde da clases, experimenta un sentimiento de tristeza e incomodidad al no poder llevar a su pareja, como lo hacen las demás personas. Considera que es injusto, tener que estar explicando a cada persona su sexualidad. Soledad piensa que algun día podrá expresar en todos los ámbitos de su vida, su sexualidad.


Para que Andrea lograra llegar a esos puestos tuvo que trasgredir, de lo personal, a lo político. Hacer del conocimiento de quien le preguntará qué estaba casada con otra mujer. Ella lo llama neutralizarlos, neutralizar las opiniones y aprender a usarlo a su favor. Para Andrea, es posible lograr una armonía entre la identidad de género, la identidad sexual y el poder. Sin embargo, para Isis, Soledad y otras miles de mujeres no existe tal armonía, cuando se cruza la identidad de género, la identidad sexual y la falta de poder en los espacios de trabajo, pues en la actualidad sigue representando un problema para las mujeres que deciden vivir su identidad sexual libremente.


Por todo lo anterior, cada 8 de marzo (y todos los días), las mujeres, las lesbianas seguimos en resistencia, es difícil hablar de mujeres como categoría sin cruzar la sexualidad, trabajo y poder.

Las mujeres lesbianas de México y el mundo seguimos resistiendo. Vivir en resistencia significa resistir a todo, estar a la expectativa, atentas, cuidándonos siempre, desgastándonos más. Recordamos cada 8 de marzo la conmemoración del día internacional de las mujeres, pocas personas saben que este día comenzó como la conmemoración de las mujeres trabajadoras. Fue en 175 cuando la ONU lo declaró como el día internacional de la mujer. Desde entonces, la ONU ha intentado que se promueva la participación de las mujeres en condiciones de igualdad con los hombres, en el logro de la paz, la seguridad y el pleno respeto de los derechos humanos. Lo anterior significa que la ONU ha buscado que las mujeres tengamos una vida larga y segura. Sin embargo, pareciera que en los últimos años las consigas son contrarias a estos objetivos.

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