Un abuelo movido
- Psic. Donovan Ordáz
- 7 ago 2018
- 2 Min. de lectura
Un abuelito movido

El envejecimiento de la población es un fenómeno de gran relieve en la sociedad contemporánea, el cual debe abordarse desde la orientación, prevención, e intervención, pues la persona que envejece requiere de ayuda para conservar la propia suficiencia física, psíquica y social, condicionada en la mayoría de los casos, por la posibilidad de movimiento incrementado o mantenido. Conocer al adulto mayorsignifica ser receptivo ante sus necesidades y posibilidades, dar confianza y seguridad para brindarle así un mejor espacio de realización personal. Por eso, resulta necesaria la planificación de actividades físicasque contrarresten el sedentarismo acorde a su estado de salud para contribuir al mantenimiento de una psiquis y un cuerpo verdaderamente activo.
Las actividades cognitivas para adultos mayores son fundamentales para promover la salud, el bienestar general y para mejorar memoria, atención y otras funciones ejecutivas.
Como la pérdida de funciones, se acabará produciendo de una manera u otra, es muy importante la estimulación cognitiva, que es la realización de ejercicios que se dirigen a mantener o mejorar el funcionamiento cognitivomediante ejercicios que impliquen diversas áreas: memoria, atención, percepción, funciones ejecutivas (planificación, organización y ejecución).
En el área afectiva puede producirse un descenso en el estado de ánimo general, predominando los componentes depresivos y diferentes temores ante la soledad, la indefensión, el empobrecimiento y la muerte. Decae el sentimiento de satisfacción consigo mismo y la capacidad de alegrarse. En el área volitiva se debilita el control sobre las propias reacciones y puede manifestarse la inseguridad. En la conducta motriz se hace perceptible una disminución paulatina de las posibilidades de movimiento y de las capacidades motrices. La atrofia evidente de la actividad motora es un rasgo esencial del envejecimiento. El cuadro cinético dinámicopresenta determinados signos que lo diferencian perfectamente de los períodos anteriores del desarrollo motor. El envejecimiento de los órganos y tejidos aminora la fuerza muscular, la movilidad de las articulaciones, la elasticidad de todos los tejidos, así como las potencialidades reactivas y de inhibición de los procesos nerviosos.
El afán de movimiento va reduciéndose cada vez más, mermando la rapidez, la dirección y la sucesión de estos, haciéndose más lentos pues decrece la capacidad de captar con rapidez una situación y de conducir una respuesta motriz inmediata, descendiendo también la habilidad de cambiar movimientos, apareciendo las pausas y las alteraciones del equilibrio, el ritmo, la fluidez, las reacciones de anticipación y predominando los movimientos aislados de las diferentes extremidades. La reducción de las facultades motrices explica con suficiencia la frecuente inseguridad de movimiento y la necesidad de ayuda al adulto mayor. El fenómeno de la senilidad motriz es en definitiva un hecho inevitable, pero puede ser atenuado si el ejercicio físico y el deporte no se abandonan en este período, para así aplazar en gran medida el deterioro de las facultades motrices. En sentido general, es justo apuntar que los rasgos de la personalidad del adulto mayorse caracterizan por una tendencia disminuida de la autoestima, las capacidades físicas, mentales, estéticas y de rol social.
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