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No muy machín

  • Psic. Donovan Ordáz
  • 1 jul 2018
  • 3 Min. de lectura

No muy machín


El maltrato y la violencia doméstica como se sabe, no se limita únicamente a la física,existe una psicológica y una verbal que muchas veces es mucho más dañina y hace grandes estragos en la psique de quien la padece a largo plazo.


El maltrato hacia el hombre es menos frecuente por cuestiones culturales, entre las que está por ejemplo, como se han establecido históricamente las relaciones de poder, pero también está el hecho de que los casos trascienden mucho menos por el prejuicio y el miedo de éstos, de ver resentida su hombría al salir a la luz su condición de sometidos. Por ello, se abstienen de contar y denunciar situaciones abusivas y permanecen en relaciones en las que son maltratados.


Está claro que si un día vienen y nos dan una paliza no es lo mismo que si primero se empieza por controlar los gastos, el dinero, las salidas… Hasta aquí bien, bueno, por amor muchos lo pasaríamos por alto tal vez, luego aparece el insulto ocasional, la manipulación emocional, la culpa. Empiezas a pensar que no vales, que esa persona tiene razón (es lo que pretende conseguir el maltrato y lo hacen muy bien). Empiezas a sentirte mal contigo mismo y pensar que la otra persona tiene razón, que tienes suerte de que esté contigo. Te grita de vez en cuando, pero bueno es soportable.


Cada conducta que pasas conduce a otra peor y a que tú la tolereres porque las conductas anteriores ya han cambiado como te sientes y quien eres es un proceso en el que el maltratado pierde su autonomía, su autoestima, su decisión, hasta que llega un día en que con cualquier excusa (porque siempre la hay) esa persona te hace daño, te levanta la mano, te tira un cenicero o te empuja contra una pared.


En un primer momento te choca y te enfadas, pero el maltratador siempre tendrá una buena excusa, siempre tendrá una buena disculpa y unas palabras acarameladas (es la fase denominada “luna de miel” y la que engancha a la víctima) con las que convencerte de que eso no volverá a pasar (lo cual es bastante improbable). Puede que fuera en una discusión, puede que te diga que hiciste algo que le enfadó o que había tenido mal día en el trabajo o había bebido, da igual, ya has cruzado esa fina línea: has dejado que te agredan, y aunque no lo creas eso hará mella en tu autoestima haciendo que la próxima vez sientas aún menos fuerzas para luchar contra ello (y con eso cuenta el maltratador). Y la siguiente agresión aparecerá, con sus justificaciones y todo lo que quieras, pero seguirá siendo una agresión, tal vez sean pequeñas al principio, no sufras daños y las pases, pero irán escalando y cuando te quieras dar cuenta tendrás miedo. Un miedo que te mantendrá enganchado, oscilando entre el amor y el odio, tendrás tanto miedo a vivir con ella, como miedo a vivir sin ella, una combinación que acabará por minar tu personalidad.


El maltrato crea dependencia, es una alternancia continua entre refuerzo y castigo que confunde y engancha a la persona que lo sufre, una vez se entra en la dinámica es difícil salir, cuando ya se ha perdonado una conducta es difícil cognitivamente aceptar ese error y seguir otro camino, esto se debe a que se produce una disonancia cognitiva entre lo que esperamos y la realidad, una disonancia que implica que hemos tomado una decisión errónea y que va a volver a ocurrir, esto nos produce dolor y por ello es más fácil pensar que cambiará, que la próxima vez será diferente… Y seguir haciendo lo mismo.

Yorumlar


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