Almodóvar, el gran perverso del cine español.
- Psic. Mónica Pérez
- 5 jun 2018
- 2 Min. de lectura
Almodóvar, el gran perverso del cine español.

No me considero de ninguna manera crítica o experta cinéfila, pero La piel que habito, de Pedro Almodóvar se ha quedado en mi memoria por lo impactante de su protagonista que posee un nivel de perversión que me ha dejado por días con la necesidad de mirar dos veces a ver si he comprendido lo que acaba de pasar frente a mis ojos.
Y es que es tan impactante la forma en que le quita el poder al otro y tal la impotencia de las víctimas que de pronto como espectadores no sabemos si ese nivel de maldad podría ser real, si en verdad un ser humando es capaz de causarle tanto dolor a otro.
LA verdad es que en teoría sí, más allá de lo noveleado o fantástico que puede ser en el cine, el perverso puede llegar a desconocer los límites de la maldad cuando tiene poder sobre otro.
El otro, consciente o no, alimenta con su miedo y sumisión al perverso volviéndose un parte activa de la un inacabable de dolor y goce que no se materializa en el sadomasoquismo. Porque el masoquista tiene, al menos, el poder de dar su consentimiento y recibir el dolor, pero también el goce, mientras que la víctima del perverso se encuentra inmerso en la carencia de poder y voluntad.
Y eso es justamente lo que goza el perverso, ver al otro desprovisto de poder, sumiso ante su voluntad que le genera dolo y para él, eso es el goce.
No sé si es Almodóvar el más perverso del cine español, pero en definitiva está compitiendo por un lugar en la historia tanto del cine como de la patología.

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