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Los que nacieron con un chip...

  • Psic. Alejandro Peña
  • 31 mar 2018
  • 2 Min. de lectura

Los que nacieron con chip …

La tecnología sin duda ha marcado la diferencia entre las generaciones, adelantos médicos, industriales, en telecomunicaciones y acceso a la información. Depende de tu edad, habrá cosas que recuerdes de tu entorno y como estas fueron modificándose, por ejemplo, un dispositivo analógico donde podías mover pequeños puntos rojos que simulaban jugadores de americano, el sonido era básico pero lograba emocionar al grupito que observaban entusiasmados mientras gritaban instrucciones, esperando su turno.


Esa emoción de llegar a casa, hacer la tarea para conectar el Atari, impresionados por la alta definición que nos podía ofrecer con sus 8 bits, Nintendo, súper Nintendo, walkman, disquetes, CD’s, Ipod, PC, procesadores, bytes, megabytes, gigabytes, teras; el paso por los libros, enciclopedias, encarta, Internet, el acceso a toda la información de la red en la palma de tu mano.


El movimiento tecnológico avanzó tan rápidamente que no siempre pudimos adaptarnos a ello, e incluso muchas de las herramientas salieron de vigencia siendo sustituidos por algo más actual, más funcional, más práctico.


Para aquellos que nacieron con la información a su disposición, a un solo click, es probable que desconozcan el proceso clásico de investigación, cuando era necesario acudir a estos santuarios donde se guardaba todo tipo de datos y cuyo acceso requería de medios físicos de exploración, obviamente en la biblioteca no había forma de cortar, pegar o corregir estilo.


Si naciste en el siglo pasado, sin importar tu edad, viste el surgimiento de una nueva generación, “los que traen su chip integrado”, o mejor reconocidos como Z-gen o generación Z, esos hijos de la tecnología, acostumbrados a las redes sociales, medios digitales, mundos virtuales y acceso a la información en solo unos segundos.


La opinión más común que se tiene sobre los jóvenes pertenecientes a este grupo, les considera como una generación perdida en la enajenación que proporcionan sus dispositivos móviles, carente de valores, sin límites ni respeto, donde todo es potencialmente desechable y las relaciones humanas pasan a segundo término.


Es necesario considerar que esta generación no necesitó adaptarse a la tecnología, como es el caso de generaciones anteriores, no fue necesario que esperaran pacientemente a la germinación de un frijolito, la red les proporciona un sinfín de conocimientos, hoy es posible con un video de YouTube puedes aprender a hacer platillos exóticos o manualidades, arte y creaciones que en otro momento de la historia no habrían sido posibles, recorrer la capilla sixtina o el palacio de Louvre, escuchar un concierto en el palacio de bellas artes o aprender de animales del amazonas, elementos que simplifican bastante la vida.


La postura que habla de las carencias sociales y empáticas de esta generación, puede ser un poco extrema, pues no debemos olvidar que este tipo de habilidades son aprendidas en los núcleos de origen, quizá la atención se pueda dirigir a contestar: ¿Cuál debiere ser nuestro trabajo al respecto?, ¿Qué podemos aportar a esta generación? Y ¿Cómo encontrar el equilibrio entre el uso de la tecnología sin perder las cualidades humanas?




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