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Roomie #Experimentado

  • Psic. Pamela Dominguez
  • 1 dic 2017
  • 2 Min. de lectura

COHOUSING, Mi nueva familia en la tercera edad

Mientras algunas cuantas personas siguen pensando que sólo existe un modelo de familia, las generaciones más grandes y las jóvenes están identificando otro distinto entre amigos y en cohabitación. En países de Estados Unidos y Europa la idea de la jubilación en la tercera edad está fuertemente ligada con el retiro social: un aislamiento en casa con pareja o sin ella, o el registrarse en un asilo, para brindar espacio a las y los hijos, yernos o nueras; en México y gran parte de América Latina aún podría observarse como tradición el cuidar de los padres y madres en la senectud, e incluso se compartía la vivienda con las y los descendientes y sus respectivos cónyuges.


Sin embargo, el romance del capitalismo con mayores exigencias de espacio y comodidad, ha orillado a varias personas adultas mayores al abandono e incluso el desfalco de sus recursos al justificar que con la precariedad corporal existe un retroceso en el desarrollo humano que les hace ser nuevamente infantes, incapaces de decidir por sí mismos y administrar sus recursos.


Es así que poco a poco, alrededor del mundo, se presenta una nueva dinámica social, el cohousing a pequeña escala.


Aunque el término de covivienda refiere a un conglomerado de hogares en comunidad, el cohousing se plantea en la actualidad como una opción de “retiro”, palabra de por sí ya con una carga de desvinculación social y aislamiento. Esta alternativa plantea que grupos de amigos, al llegar a la tercera edad, se unan para cohabitar, repartiéndose el trabajo doméstico y cuidándose entre sí, para así impedir posibles abusos de familiares, además de mantener una vida activa, en interacción y próspera.


Más allá de la idea de los compañeros de departamento (rommies) para jóvenes que desean independizarse con un menor costo de renta y pago de servicios, el cohousing plantea una visión particular de un nuevo modelo familiar, donde no sólo se cohabita, sino que se hace comunidad, otorgándose protección y en algunos casos organizando un fondo común para emergencias ante la desigualdad de pensiones, si es que las hay.


Se niegan a acabar en una residencia de la tercera edad o con la única compañía de sus cuatro paredes.


Los hay que rozan los sesenta, otros, en cambio, ya están jubilados desde hace años, pero a todos les une el deseo de encarar la segunda juventud de la manera más autónoma y activa posible. Empezando por diseñar el techo donde viven y envejeciendo entre amigos. Las viviendas colaborativas, o el cohousing en su terminología inglesa, es una opción a la que acuden cada vez más aquellas personas entre los 50 y los 70 años que buscan una alternativa a los geriátricos o los pisos tutelados. Las también llamadas coviviendas son cooperativas de usuarios que se unen para idear, construir y convivir en un mismo complejo residencial que combina los espacios privados con las zonas comunes.

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