Una mujer femenina
- Psic. Annabel Garrido
- 19 may 2016
- 3 Min. de lectura

"La mujer podría compararse con una banda de ladrones organizada, que lleva una vida totalmente al margen de la ley, sin sentir vinculación alguna con los demás hombres, pero que a la vez sigue unas normas de ladrones igualmente estrictas y severas que emanan de su propia forma de ser como las nuestras de la nuestra" Lou-Andreas Salomè

Desde hace algún tiempo las mujeres hemos luchado por ser admitidas como miembros activos de una sociedad en progreso, hemos buscado fervientemente la igualdad de género, en donde se nos reconozca de la misma manera que los hombres, nuestras capacidades internas; mostrarnos como seres inteligentes, fuertes e independientes; ya no quedan muchas de esas mujeres abnegadas y dedicadas a las labores del hogar y a la crianza de los hijos o a ser esposa de tiempo completo, ahora somos ejecutivas, directoras o psicoanalistas.. ¡Quién lo diría! en épocas de Sigmund Freud esto era casi impensable...

La palabra mujer hoy en día, es una palabra con múltiples matices, pero me parece que hemos perdido algo muy importante durante este viaje, en el transcurso del tiempo la herramienta que hemos utilizado es "la competencia" con los hombres, ¿Quién es mejor, él o yo? ¿Quién puede más él o yo? ¿Quién logra más él o yo? devaluando con esto el poder real de la mujer "La feminidad". Es esa forma de ser que nos hace diferentes a los hombres, el ser femenina se refiere a una actitud, me permitiré ejemplificar esto con una burda historia.ç Los hombres salen a la caza de la bestia, se pelean, gruñen, sangran, se pelean entre ellos, para conseguir comida, las mujeres en cambio nos acercamos lentamente a la bestia, la acariciamos, ganamos su confianza, la seducimos y en el momento indicado, la llevamos a la mesa, no hay sangre ni gruñidos, ni pelea pero al igual que el hombre llevamos comida a casa.

La ternura, la suavidad, la sutileza, la calidez, la palabra en el momento exacto y el poder de seducción, son nuestras herramientas, nos pertenecen por naturaleza y en ese terreno el hombre está en desventaja. ¿Por qué no las usamos? ¿Por qué las negamos? tal vez porque somos las mujeres quienes nos convertimos en nuestros más severos jueces... No creo que la lucha debe de estar en igualarnos a los hombres, en tratar de ser más fuertes que ellos, las mujeres tenemos otro tipo de poder, la capacidad de atraer a nosotros las oportunidades, tenemos la capacidad innata de crear nuestras propias reglas, nuestro propio juego, ventaja que creo que no hemos aprovechado "Somos una banda de ladrones organizada," con la enorme cualidad de enamorar y seducir corazones, dice Salomé. Jugar con nuestra feminidad, pareciera que se ha convertido en algo prohibido, y lo más doloroso es que somos nosotras quienes lo hemos satanizado al querer ser iguales a los hombres. Actualmente ¡Ya no eres femenina, eres débil! y al no querer ser débiles, jugamos un juego que no nos pertenece, no podemos matar bestias con sangre y agresión, porque nos sentimos culpables pero tampoco podemos atraerlas porque nos sentimos poca cosa ¿Y entonces qué hacemos? nos quedamos atrapadas entre la culpa, el enojo y la sensación de injusticia, pero la verdadera injusticia la cometemos nosotras mismas al no reconocer y aceptar nuestra naturaleza. ¿No lo crees?
Esto podría explicar porqué cada vez el entendimiento entre géneros es más complicado... ¡Tal vez si empezáramos a apreciar nuestras diferencias!, ¡Tal vez si empezáramos a luchar por nuestros derechos con nuestras propias herramientas, con nuestro propio poder! Con nuestra feminidad, podríamos crear una nueva realidad para las mujeres. ¡Somos diferentes y en eso radica nuestra fuerza! Gracias por leerme, ¡ Hasta la próxima!
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