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¿Un año más... de viejo o de vida?

  • Psic. Pamela Mejía
  • 9 ene 2017
  • 2 Min. de lectura

¡AÑO NUEVO POR EL CUAL VIVIR!

Un nuevo año es bien recibido porque con él renacen esperanzas de logros no alcanzados el año anterior que se pierde en el propio pozo del tiempo para nunca volver. Es olvidarnos de lo que no nos agradó del anterior, pero también es la experiencia recibida por la propia vida, para templar el cuerpo y el alma ante lo que no podemos evitar. La vejez.

Así que el nuevo año, junto con las esperanzas, trae también consigo la inevitable dictadura de la vejez que, de pronto “se instala en nosotros” y sin pedir permiso comienza su labor poniendo algunas hebras de plata en el cabello, una incipiente arruga en el cuello, un párpado caído y la flacidez de alguna parte importante del cuerpo, y más tarde, en complicidad con el galeno, te da un bastón para el andar junto al reumatismo, que cada día aumenta su demanda.


Pero esa es la ley natural de la vida y todos tenemos que darle cumplimiento, hasta que la vejez se convierta en la puerta que se abrirá para que entremos y tomemos el camino sin retorno. Pues “la vejez es como la ceremonia de clausura de lo que fue la juventud”. La que nos pone unos anteojos para sufrir las noticias, la que es el equipaje de toda una vida como puerta de salida por la que ya no se puede volver.


Toda la alegría que se derrocha en Año Nuevo es totalmente justificada, pues un nuevo año nos ofrece, junto con la vejez, esperanzas de renovación y resurgimiento.


La vejez para algunos, trae también más fortaleza en el hogar, amor más sólido y una familia más unida.


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