Actividad física en la vejez
- Psic. Pamela Mejía
- 13 sept 2016
- 2 Min. de lectura

Es sabido que mantener en movimiento el cuerpo retarda su envejecimiento, sin embargo resulta común pensar que al llegar a la tercera edad es sinónimo de quietud e incapacidad.

Pero esto no significa que la persona tiene que dejar de ser activa, simplemente necesita más periodos de descanso, darse un tiempo más largo para ciertas actividades y cambiar algunas labores por otras. Pero puede seguir siendo útil y productiva, con una vida plena y satisfactoria. En esta etapa resulta fundamental mantener una vida activa donde el ejercicio sea una parte fundamental para tener un buen envejecer, a pesar de que los cambios físicos impidan mantener el ritmo de vida al que una persona estaba habituado. El sedentarismo provoca consecuencias no solo en el debilitamiento físico del cuerpo, sino que también influye fuertemente en el estado de ánimo y la autoestima, ya que la imposibilidad de tener la autonomía para realizar las tareas más básicas produce la sensación de ser una carga para la familia y prácticamente se ven a sí mismos como un bulto. Evitar esta sensación está en cada uno de nosotros, la actividad física junto con la alimentación constituyen los dos elementos claves que definen la esperanza de vida de las personas, existe una relación directa y positiva entre la realización de actividad física y aumento de la esperanza de vida. Por otra parte la inactividad física y mental se transforma en los factores de riesgo más importantes.

La práctica regular del ejercicio en los adultos mayores contribuye al mejoramiento de la calidad de vida. Está demostrado que imprimen al que lo practica un aspecto más saludable y estético; permiten conservar mayor fuerza vital y física; ayudan a mantener y recuperar el equilibrio físico y psíquico; atrasan la involución del músculo esquelético, facilitan la actividad articular y previenen algunas enfermedades. Se aconseja la práctica regular de ejercicio físico en mayores de 65 años, dado que esto conlleva efectos beneficiosos sobre la diabetes, la hipertensión, las caídas, el nivel de independencia, la osteoporosis, los niveles de colesterol y la enfermedad coronaria, entre otras patologías. Cualquier edad es buena para realizar ejercicio físico, siempre que éste sea adecuado para la edad del que lo practica. El ejercicio moderado o de baja intensidad es una fuente de salud y juventud que retrasa el proceso de envejecimiento e incluso puede invertirlo si paralelamente se lleva un modo de vida que incluya una alimentación suficientemente equilibrada, con total ausencia de tabaco y sin exceso de alcohol.

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