4 MustKnows en psicoterapia
- Psic. Diana Camacho
- 26 ago 2016
- 2 Min. de lectura

Las 4 cosas que tu psicoterapeuta SÍ quiere que sepas.
Éste intenta ser corolario de todos los artículos anteriores que han abordado el tema de la dimensión humana de los especialistas de la salud. Su intención ha sido y sigue siento el sensibilizar y concientizar a las personas mediante la desmitificación de algunos preceptos a cerca de las disciplinas relacionadas con la salud mental. A continuación presentamos las 4 cosas que tú psicoterapeuta quisiera que supieras:
Que es una persona igual que tú.
Tiene temores, inseguridades, ansiedad, enojo, días de resaca, cansancio. Fuma, toma alcohol y tiene sexo. A veces se malpasa y lo más probable es que por ahí tenga uno que otro vicio. Con relación a esto debo decir que alguna vez leí una teoría de que un ser humano no puede sobrevivir sin por lo menos un vicio y un lujo. Lo dejo a consideración del autor.
Que se toma muy en serio su trabajo.
Si estamos hablando de un profesional serio, el atenderte le implicó procurarse además de su educación formal, una especialización o maestría en temas clínicos. Además, un proceso de supervisión clínica y uno de análisis didáctico. El primero para poder enriquecerse de la visión de otro terapeuta para poder ayudarte de manera más efectiva. El segundo para que los procesos personales del terapeuta no intervengan en el proceso del paciente.
Que desafortunadamente, no todos se toman igual de en serio su trabajo.
Debido a los sesgos legales que existen en México y a la poca regulación por parte de asociaciones y consejos, es muy común encontrarse con gente que ofrece otros servicios como sí fueran psicoterapia. Y no lo son. No tenemos nada absolutamente en contra del coaching o de las terapias alternativas, pero no son psicoterapia.
Que no, no estás loco.
Que inician terapia las personas más cuerdas y más prudentes, que buscar ayuda es saludable y conveniente. Que a un “loco” en el sentido convencional de la palabra no lo atiende un psicoterapeuta y por último y no menos importante: que todas las personas tenemos algo de “locura” igual, en el sentido convencional del término.
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