Emoción Saludable
- Psic. Diana Camacho
- 3 jun 2016
- 2 Min. de lectura

4 signos de una persona emocionalmente saludable

Siguiendo con el análisis que hasta ahora hemos realizado acerca de la información que comúnmente encontramos en las redes, vamos a reflexionar en esta ocasión acerca de cómo se abordan algunos signos de alarma: de manera a veces excesivamente alarmante. Pareciera que en estas listas que encontramos en internet cualquiera e incluso nosotros podemos caber de alguna manera u otra en estos diagnósticos precipitados de TOC, de depresión o de algún otro padecimiento o trastorno.
Esta lista es más optimista. Describiremos de manera sencilla 5 señales de que una persona, ya sea porque ha logrado mantenerse equilibrada o porque teniendo alguna dificultad ha pedido ayuda.
Es capaz de reconocer sus emociones: Una persona emocionalmente estable se da permiso y “chance” de llorar, de explotar espontánea en una carcajada, de tener miedo de un insecto y de enojarse “a gusto” cuando algo o alguien traspasa sus límites. Esto, tan simple, es fundamental y contrario a lo que pudieramos pensar, no cualquiera puede hacerlo.
Puede pedir ayuda. Así de fácil, en lo cotidiano, si este tipo de persona necesita algo y requiere apoyo de alguien más, no titubeara y buscará aquello necesario para completar sus objetivo o resolver su conflicto. Este es el caso de las personas que al detectar un malestar frecuente o persistente, acuden a psicoterapia o a una valoración profesional.
Pueden regalarse situaciones de placer: Seguimos hablando de lo simple: una deliciosa cena sin sentir culpa por las calorías ingeridas, unas bien merecidas y necesarias vacaciones sin preocuparse quien va a retomar durante ese tiempo los pendientes laborales, una ducha calientita sin prisas.
Dominan el arte de “dimensionar”: Saben que un enojo de alguien querido es eso, un enojo y ya, saben que todo tarde o temprano va a pasar, saben que el peor día de su vida va a durar tan sólo 24 horas.
Todas estas señales, son de bienestar. Son habilidades que cualquiera puede tener y si no, desarrollar. A veces se requiere sólo de un empujón, de un acompañamiento. Por eso, nunca descartes la ayuda de alguien con la intención de cruzar el camino junto contigo.
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